Médicos de Fundación Vanessa atienden a más de mil pacientes en Borne, Cabo Haitiano
| Por Dra. Rosaida Fañas de Ramírez | El pasado 13 de junio la Fundación Vanessa llevó un operativo médico en el cual participamos 19 profesionales. Partimos a la comunidad de Borne, a una hora y media de la ciudad de Cabo Haitiano.
Realmente la experiencia fue enriquecedora para todos, pues la mayoría no conocía el idioma y gracias a la ayuda de unos jóvenes haitianos, recientemente graduados de médicos, otros médicos generales que trabajaban en el hospital, y sabían español, algunos estudiantes de medicina norteamericanos, de la misión, nos sirvieron de intérpretes.
Atendimos alrededor de 1,200 pacientes, entre niños, adultos y mujeres. Realizamos 150 Papanicolau a mujeres que nunca se habían realizado este sencillo examen, pero tan valioso como la detección a tiempo del cáncer cérvico-uterino.
Mientras estábamos realizando las consultas, se presentó una mujer, de parto, la cual fue atendida por dos ginecólogos y dos pediatras, por primera vez en esa comunidad.
Realmente vimos una comunidad pobre que necesitaba grandemente los servicios médicos, ya que no tienen especialistas en el área.
Trabajamos dos ginecólogos, cuatro pediatras, cinco médicos generales, dos farmacéuticos, una enfermera, una sonografista, una educadora para la salud y tres odontólogos.
La verdad que el grupo, desde el principio, hizo una empatía increíble con la gente de allí, y aunque se presentaron algunas dificultades que impidieron iniciar nuestra labor desde el primer día, nunca se desanimó, al contrario, mantuvieron un buen humor, espíritu de colaboración y de solidaridad, siempre con la fe en Dios de que íbamos a poder lograr los objetivos de dar nuestros servicios a los más necesitados .
Muy lejos de lo que se conoce de Haití, nuestra percepción en realidad fue diferente. El área que conocimos está bien forestada, pasamos por algunos ríos, era un lugar hermoso, por un lado montañoso pero por el otro lado una excelente playa, calmada, con un agua tibia y de arena suave y blanca.
Al finalizar el día tuvimos la oportunidad de darnos un chapuzón en estas preciosas aguas y relajarnos un poco después de un arduo día de trabajo. Allí compartimos con los niños que se bañaban en la playa.
La comunidad, el personal y la dirección del hospital nos hicieron saber lo agradecidos que estaban de la labor realizada y nos solicitaron regresar por lo menos una vez cada año.
Nosotros nos sentimos muy satisfechos por el deber cumplido y esperamos con la ayuda del Señor seguir contribuyendo con esa comunidad por lo menos una vez al año, organizando y llevando la salud, ahora con más seguridad porque ya sabemos qué podemos ofrecerles en base a sus necesidades. Y como decía la madre Teresa de Calcuta: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota de agua en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”.